Estas fechas son de amor y paz, pero muchas veces estamos con el estrés al tope que ni las disfrutamos.
La temporada navideña no es para todos una época de amor y paz. Muchas veces se torna en algo triste y estresante que nos convierte en los famosos “Grinch”.
Las presiones por adquirir los mejores regalos para la familia nos pone en una posición complicada donde sentimos que debemos hasta el alma. Los medios de comunicación nos invitan a ser felices por decreto y obligación, algo que nos hace sentir estresados y no sonreír a diestra y siniestra. Claro, se trata de una propuesta bien intencionada pero, ¿es realista?
El escritor y asesor psicológico Albert Espinola tiene una visión particular de la felicidad, ya que asegura que este estado de ánimo en el alma, el ser y la mente “lo vivimos durante periodos de tiempo que no necesariamente deben ser largos o permanentes y, de hecho, es mejor que no lo sean”.
Este esquema se llama “el triángulo de la Pura Vida” y toca los diferentes estados de ánimo por los que pasamos y cómo están relacionados. Cada punta corresponde a felicidad, infelicidad y neutralidad.
“La neutralidad es bienestar, es la valoración de las pequeñas cosas, que da paz, bienestar interior, amor propio y pura vida; mientras que la felicidad son momentos increíbles que hay que disfrutar y vivir sin pretender permanecer en ese estado continuamente, ni caer en depresión por terminar de vivirlos”.
A continuación 5 desafíos que pueden presentarse esta Navidad y alejarte de la paz y alegría anhelada:
1. El estrés del consumo
Es posible que no tengas la fluidez económica para regalar todo lo que quisieras. Antes de que la idea de consumo te absorba, céntrate en compartir cosas pequeñas pero valiosas con tus seres queridos.
La recomendación es adquirir artículos que tengan un tiempo de vida útil más allá de la temporada y alejarte de aquellos objetos que sólo proporcionan felicidades efímeras y engañosas.
Estas fechas son de amor y paz, pero muchas veces estamos con el estrés al tope que ni las disfrutamos.
La temporada navideña no es para todos una época de amor y paz. Muchas veces se torna en algo triste y estresante que nos convierte en los famosos “Grinch”.
Las presiones por adquirir los mejores regalos para la familia nos pone en una posición complicada donde sentimos que debemos hasta el alma. Los medios de comunicación nos invitan a ser felices por decreto y obligación, algo que nos hace sentir estresados y no sonreír a diestra y siniestra. Claro, se trata de una propuesta bien intencionada pero, ¿es realista?
El escritor y asesor psicológico Albert Espinola tiene una visión particular de la felicidad, ya que asegura que este estado de ánimo en el alma, el ser y la mente “lo vivimos durante periodos de tiempo que no necesariamente deben ser largos o permanentes y, de hecho, es mejor que no lo sean”.
Este esquema se llama “el triángulo de la Pura Vida” y toca los diferentes estados de ánimo por los que pasamos y cómo están relacionados. Cada punta corresponde a felicidad, infelicidad y neutralidad.
“La neutralidad es bienestar, es la valoración de las pequeñas cosas, que da paz, bienestar interior, amor propio y pura vida; mientras que la felicidad son momentos increíbles que hay que disfrutar y vivir sin pretender permanecer en ese estado continuamente, ni caer en depresión por terminar de vivirlos”.
A continuación 5 desafíos que pueden presentarse esta Navidad y alejarte de la paz y alegría anhelada:
1. El estrés del consumo
Es posible que no tengas la fluidez económica para regalar todo lo que quisieras. Antes de que la idea de consumo te absorba, céntrate en compartir cosas pequeñas pero valiosas con tus seres queridos.
La recomendación es adquirir artículos que tengan un tiempo de vida útil más allá de la temporada y alejarte de aquellos objetos que sólo proporcionan felicidades efímeras y engañosas.
2. Evalúa
Al acercarse el final del año todos nos volcamos a la meta como si se tratara de una carrera. Sin embargo, el fin de un año en el calendario no necesariamente representa la conclusión e inicio de un nuevo ciclo.
Por ello, te recomendamos pensar en todo lo que has vivido, lo que has aprendido de ello y los proyectos que continúan. Un éxito o un fracaso no se mide de manera inmediata, todos repercute en los días por venir.
3. Disfruta
La Navidad se ha convertido en una etiqueta comercial para poder vender más, sin embargo trata de recordar los motivos espirituales de su celebración. No te preocupes tanto por los regalos que entregarás o lo que esperas recibir de alguien sino en los momentos que disfrutarán.
4. La familia es primero
La familia, esas personas que no escogimos para convivir pero que siempre estarán ahí para hacerte pensar sobre la vida que quieres (y la que no deseas). La sensibilidad en estas fechas puede llegar a ser exagerada y si no estás en el mood de otros es posible que se generen fricciones.
Trata de evitar discusiones y peleas en reuniones familiares y aprovecha para escuchar y reflexionar. También de estos encuentros puedes sacar algo positivo.
5. Partidas inesperadas
La primera Navidad sin un ser querido puede ser difícil para la familia o grupo entero, y es una situación que ninguno puede resolver.
Por ello recomendamos reflexionar que la muerte es la lección más grande de desapego que la vida nos puede dar, y que las personas que la han vivido de cerca han obtenido grandes dosis de desapego, neutralidad, agradecimiento y felicidad, con una mayor capacidad de valoración y aceptación.
***Vía Sdpnoticias
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