El término fractal fue propuesto por el matemático Benoît Mandelbro en para nombrar a objetos simétricos cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. Por tanto, los fractales nos muestran que las formas complejas de la Naturaleza tienen un componente de reiteración geométrica. Lo mismo ocurre con el lenguaje porque nada escapa a las matemáticas.
Los multifractales no solo se encuentran en la naturaleza y la geometría ahora sabemos que también se encuentran en las obras literarias de autores como James Joyce, Julio Cortázar, Marcel Proust, Henryk Sienkiewicz y Umberto Eco. No importa el idioma en que estos autores escribieron, todos ellos, en algún sentido, construyeron fractales en sus obras. Esto es lo que ha revelado un análisis estadístico llevado a cabo en el Instituto de Física Nuclear de la Academia polaca de las Ciencias (IFJ PAN). El análisis reveló que cierto género literario en particular (vinculado al fluir de la conciencia) está constituido por multifractales. Es decir, genera fractales de fractales (dinámica de avalanchas), una estructura matemática especialmente compleja.
En concreto, lo que se analizó de estos libros fueron las correlaciones en las variaciones de longitud de todas sus oraciones (un método alternativo, que consiste en contar los caracteres de la frase resultó no tener un impacto importante en las conclusiones). La longitud de las oraciones fue medida, a su vez, en función de su número de palabras. Se comprobó así que "todas las obras examinadas mostraron autosimilitud en cuanto a la organización de las longitudes de las frases”, afirman los físicos. El análisis arrojó asimismo un resultado aún más interesante, si cabe: Algunas de las obras analizadas presentaban una complejidad matemática excepcional comparable a la de objetos matemáticos complejos; considerados multifractales. Cuando los físicos comenzaron a rastrear en los libros una correlación no lineal entre las extensiones de sus frases, detectaron que en la mayoría de las obras aparecían multifractales en un grado leve o moderado. Sin embargo, más de una docena de libros revelaron una estructura multifractal muy clara. Resultó que casi todas estas obras fueron representantes de un mismo género: el de la corriente o fluir de conciencia. "El récord absoluto en términos de multifractalidad resultó ser Finnegans Wake de James Joyce. Los resultados de nuestro análisis de este texto son prácticamente indistinguibles de los multifractales ideales, puramente matemáticos. Otras obras muy multifractales fueron Rayuela , de Julio Cortázar, o Las olas de Virginia Woolf. En cambio, y aunque está considerada como una obra vinculada al “fluir de conciencia”, no se halló multifractalidad en A la búsqueda del tiempo perdido, de Marcel Proust.
***via tendecias 21
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