¡El mar es todo! Cubre las siete décimas partes del globo terráqueo. Sus auras son puras y sanas. Es el inmenso desierto en que jamás el hombre está solo, porque siente estremecerse la vida a su alrededor. El mar no es más que el vehículo de una existencia sobrenatural y prodigiosa, no es más que movimiento y amor; es el Infinito viviente, como ha dicho uno de sus poetas.
Julio Verne
En el marco del 13º Festival Francés de Acapulco, se presenta Nautilus. Quimeras del mar, una exposición que explora las diversas formas en que el mar y su fauna han inspirado tanto al arte popular mexicano de los alebrijes, como a la literatura francesa, específicamente 20,000 leguas de viaje submarino, una de las obras más emblemáticas de Julio Verne. A pesar de la distancia temporal y espacial, en ambos casos existe un denominador común: la imaginación de un mundo que, por su bastedad, el ser humano aún no acaba de comprender del todo. Si en el primer caso la inspiración surge del sueño y la fantasía, en el segundo nace a partir de la ciencia y el afán de conocer una verdad velada por siglos.
Marcado por las innovaciones tecnológicas y las exploraciones alrededor del mundo, en su relato Verne mezcla la imaginación con los avances de la época, al concebir un sumergible, llamado Nautilus, que a través de sus enormes ventanales, le permitía a la tripulación observar por vez primera seres que sólo conocían por relatos de antiguos marineros, como tortugas de seis pies de ancho, gigantescos crustáceos, titánicos cangrejos, monstruosas arañas de mar de un metro de altura, mantarrayas de cinco metros de longitud y el temido Kraken, un calamar de dimensiones colosales, de unos ocho metros de longitud, provisto de tres corazones, ocho brazos implantados en la cabeza y cuya boca era un pico córneo semejante al del papagayo con hileras de agudos dientes.
A pesar de que se han encontrado animales que se acercan a sus descripciones, lo interesante es la forma en la que Verne los describe dentro de un halo monstruoso, llegando a entremezclar características de distintos seres, acercándose así más a la fantasía que a la ciencia.
Es esta característica lo que une al relato con la práctica de los alebrijes, una artesanía mexicana que surgió en los años treinta, hecha a base de cartón que representa animales imaginarios en gran escala que, para esta ocasión, se eligieron aquellos con reminiscencias a seres marinos, gracias al apoyo del Museo de Arte Popular. Esta naturaleza es lo que convierte a los seres descritos, tanto literariamente como visualmente, en quimeras, un concepto que debe ser entendido en sus dos acepciones: por un lado, como seres que surgen de la mezcla de diferentes referentes, y por el otro, como el ideal o sueño que se propone a la imaginación como posible o verdadero, que en ambos casos se advierte en los mundos submarinos, utópicos e idealizados, lo que dota al lector o espectador la posibilidad de trascender los límites de la realidad y concebir un mundo alterno.
En esta exposición, estos dos acercamientos al mar se funden en el Fuerte de San Diego, uno de los primeros fuertes construidos en la Nueva España, que ha sido fiel observador durante más de cuatro siglos del Océano Pacífico. La intención es que el espectador se sumerja en su foso, así como lo hizo el Nautilis, para hacer un viaje a un mundo en donde la imaginación permite que todo sea posible. Asimismo, la muestra busca que los habitantes de Acapulco aprecien aún más su contexto marítimo, que ha sido la inspiración de tantos escritores y artistas, y de esta manera, revaloricen y se enorgullezcan de su identidad, cuidando y admirando continuamente uno de los elementos más preciado que tienen: el mar.
INFORMACIÓN COMPLETA DEL 13° FESTIVAL FRANCÉS
Visita: TRNZIT mag | Trance iT magazine.